domingo, 25 de octubre de 2009

EL BUEN IDEALISTA

Un hombre tenía muchos ideales, tantos, que decidió escribirlos para no apartarse nunca de ellos. Escribió año tras año y para el era como si el tiempo se hubiera detenido. Despues de setenta años de escribir, tenia a su alrededor miles de tomos y de pronto estos cayeron sobre el hombre y murió.

7 comentarios:

El machete resistente dijo...

Lo peor que he leído en mi vida, me podrías decir que es esto, un comentario, una frase, un verso mal hecho, una especie de cuento a lo “monterroso wanabe” mal logrado… la verdad no quería hacer un comentario de esta magnitud, pero frente a ese “esputo literario” que publicaste en este blog, sinceramente era lo menos que se podía comentar. ¡QUE VIVA MEL! ¡PATRIA RESTITUCION O MUERTE!

Ludwing Varela dijo...

había un hombre con muchos machetes, tantos, que decidió quitarles el filo para no cortarse con ellos. Pasaron años y años y para él era como si el tiempo nunca se hubiera cortado. Luego de haberles quitado el filo a todos, estos calleron como comentarios al “esputo literario” y el hombre se corto.

Ernesto Paz dijo...

Estimado escribidor de esputos literarios, no se cual de sus obras es peor si esta o la anterior, me parece identificar en su obra, su método de inspiración... ahhh amigo mío creía que se iba a salir con la suya, pero se equivoco. Es evidente que usted practica una escritura escatológica (escribir mientras defeca sobre su obra anterior), clásica técnica utilizada por el coprofagismo que es evidente en su obra (De hecho usted es el coprofagista mas puro que he leido). Amigo permítame el atrevimiento de relatarle que las musas de los poetas inspirados beben de la castalia y su belleza es sublime, pero en usted solo identifico musas de letrina, musas trasvestis con un miembro de burro que usted engulle para inspirarse, y habrá que ver como se inspira, me lo imagino corriendo cuando le sobreviene una idea y a continuación se purga con zacate para practicar la escritura escatológica: que imagen mas triste “el poeta incomprendido y su mierda" pero dejémonos de sentimentalismos y pasemos a lo racional del asunto, al quid de la cuestión y finalmente a lo que me llevo a escribir este comentario, cosa que nunca hago pues soy un hombre de muchas manías y una de ellas es no escribir comentarios, pero hoy sentí la extraña necesidad de hacer una especie de obra de caridad como para aumentar mi narcicismo, como para tener esa sensación de beato que un miserable canalla como yo no se puede dar el lujo de sentir muy a menudo… bueno pues aquí sin mas mi amigo le voy a dar quizá el consejo mas importante de su vida (tome un marcador permanente tinta roja y un cartulina o escríbalo en la pared de la letrina donde escribe) y apunte este sincero consejo que yo en un acto suprema humanidad y compasión (espero envíen un facsimilar de esta carta al vaticano) realizo: Mi muy querido poeta coprofagico hay momento en la vida en que un hombre debe mirar su espíritu y reconocer cueles son su talentos y sus carencias (en su caso muchas) y aceptar de rodillas ante dios su verdadera esencia, por eso amigo,colega y “poeta” mi consejo es que usted debería de dedicarse a otra cosa, estímese un poco y deje de hacer el ridículo "escribiendo" estos "esputos literarios" como le dejo el colega "machete resistente" que mas bien le hizo un favor porque elevo su coprofagismo a esputoliterio. No se vaya usted a preocupar por su falta de talento o mas bien ausencia del mismo, siempre hay una maquila o una franquisia de comida donde ocupan gente de su intelecto, estoy seguro que lo recibirán y se hará usted un favor pero sobre todo le hará un gran bien a la literatura Hondureña.

Sinceramente y con un abrazo
fraterno se despide.

Ernesto Paz

Anónimo dijo...

Ernesto Paz:

Se escribe "dijo" y no "dejo", "cuales" y no "cueles"; ese y muchos otros errores.

P.D: Deténgase a pensar en su ortografía y no sea como la mayoría de literatura.

-Alguien de Lingüística.

Ludwing Varela dijo...

¿Es posible que algo tan pequeño haga tanto éco?

Nelson Ordóñez dijo...

yo hasta ahorita conozco este blog, lud... no vayas a decir que fui yo...

Saturnine dijo...

Me recuerda a un cuento de Roberto Castillo que se llama El hombre que se comieron los papeles