sábado, 19 de junio de 2010

Murió José Saramago


José Saramago una vez dijo "yo no escribo para agradar ni tampoco para desagradar, escribo para desasosegar" y con eso, nos dejó grandes obras como: Ensayo sobre la ceguera, que lo hizo acreedor del premio novel de literatura en 1998; El ensayo sobre la lucidez, El evangelio según Jesucristo, Las intermitencias de la muerte, Caín..., etc. Pero ayer murió en Madrid, a los 87 años, después de luchar contra una leucemia crónica y, tal vez, esperando el papelito morado que le avisaría la prontitud de su muerte... Buen viaje, Saramago. Esperamos que donde estés, sea un lugar con menos injusticias que éste, donde tu genio perdurará como una herida en el recuerdo.

viernes, 4 de junio de 2010

American Splendor, una excusa para hablar de cine y cómics

Los cómic como tales datan desde el siglo XIX con Rudolf Topffer que intentaba dibujar historias para educar a sus alumnos; pero es en el siglo XX cuando llegaron su gran desarrollo, en parte gracias a la producción en masa y a la acumulación de población en los grandes centros urbanos del primer mundo. En un principio estos textos no tenían más propósito que entretener, de manera que sus historias muy raras veces pasaban de simples comiquitas llenas de gags al estilo del cine mudo o de sátira política. Quizás este origen y al lastimoso aislamiento de nuestra república es lo que ha ocasionado que hasta pleno siglo XXI se siga pensando que los cómic no son más que simples muñequitos para niños o figuritas para reírse y pasar el rato. Me resulta muchas veces molesto y me canso de explicar cuando alguien me mira leyendo un cómic y no para de decirme que ya no soy un niño o que me voy a enfermar la mente con esa basura.

Pero si bien es cierto que el origen del cómic estuvo ligado al entretenimiento infantil y pasajero, también lo es que estos textos han alcanzado gran respeto en el mundo desde los 30s. En él vemos desde el texto adolescente de aventuras de Tin-Tin hasta los héroes de tintes trágicos en los Estados Unidos que intentaban reflejar problemas sociales; pero la verdadera revolución fue entre los años 60s con el cómic alternativo y 80s con el movimiento de la novela gráfica, donde los artistas hicieron obras cada vez más personales. En los años 60s, en los Estados Unidos nació un movimiento conocido como "Cómic Underground", un grupo de artistas y guionistas que lejos de querer publicar en las casas editoriales, pretendieron hacer un trabajo independiente. Los cómics de este movimiento estaban caracterizados por diversidad de formas que iban desde el realismo crudo a tratar la protesta, sus temas eran los de un público adulto. Este movimiento se alimentaba de los principios de la contracultura, por lo cual no resulta extraño que sus orígenes estuvieran ligados a una ciudad como San Francisco, epicentro de los ideales de este movimiento social: Psicodelia, Rock y Múisca alternativa, Liberación sexual, filosfía oriental y poesía beat. Hay que aclarar que aunque ya se habían hecho trabajos con esas temáticas, se considera como su iniciador y principal representante al dibujante y guionista Robert Crumb. Pues resulta que mientras Crumb estaba en la ciudad de Cleveland en los años 60s, conoció a un señor llamado Harvey Pekar, quien era un tipo malhumorado y que trabajaaba en la sección de archivo de un hospital. Pero, aunque parezca un tanto simplón, Pekar se dedicaba a escribir cómics y tenía pensado realizar una historia algo salida de lo común: Un comic que hablara del su día a día, una especie de diario en del hombre común. Crumb aceptó y así nació American Splendor. No está de más decir que la idea de Pekar resultó en un auténtico éxito y luego sería diseñada no sólo por Crumb, sino que por diversos dibujantes. La obra de Harvey está llena no sólo de momentos cotidianos que rondan lo simple, sino de reflexiones punzantes sobre la vida diaria, lo cual le da un gran valor a su obra

Esté cómic tiene una versión cinematográfica filamada en el año 2003, la cual volví a ver ayer en la noche y que recomiendo mucho. Este filme es un buen ejemplo de lo que para mí debe ser la buena adaptación de un cómic: Una historia que no intenta trasladar literalmente la obra a otro formato, sino una en que el lenguaje artístico de la original se traduce en una interpretación que pasa al otro tipo lenguaje artístico. Si estuvieron atentos, notarán que coloqué diversas páginas de American Splendor en este artículo (con sólo darle click a la imagen y cuando les carge la página de nuevo para verlas más grandes) y notarán las diferencias que hay entre una y otra. Les recomiendo esta película, si pueden veanla y si consiguen algún edición de American Splendor, aunque sea en digital, pues disfruténla, ojalá encuentren algunas de sus múltiples antologías, pero en especial las de las colaboraciones de Robert Crumb.